La menopausia viene acompañada de una alteración radical de la vida afectiva y física de una mujer. Paradójicamente para la mayoría de las mujeres que sufren ataques de migraña ésta suele representar un rayo de esperanza.
Y es cierto que ejemplos no les faltan: cambios hormonales durante el embarazo que ya les pudo suponer una mejora notable en el pasado, o bien haber constatado en sus madres y abuelas una mejora de la frecuencia e intensidad de los ataques de migraña a partir de la menopausia.